Nota de la Redacción: A lo largo del año 2016 con motivo de la celebración de los cien años de los jesuitas en el país hemos ido recogiendo diversos testimonios de personas que cooperan en obras de la Compañía de Jesús o que han sido formadas en sus centros de estudios. En esta oportunidad espigamos algunos recuerdos del periodista Nelson Bocaranda, aparecidos en el libro: Bocaranda. El poder de los secretos. Ed. Planeta, 2015
Unos años antes, en el 61, estando yo en cuarto año de bachillerato, en el Colegio La Salle, el hermano Felipe Peñaloza nos sometió a todos a un test vocacional y me dijo que, según los resultados, yo servía para periodista. Dio la casualidad de que, en ese momento, Alberto Ancízar Mendoza; sacerdote jesuita, acababa de fundar la Escuela de Periodismo de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) y bastaba con que uno hubiera concluido los primeros tres años del bachillerato para inscribirse. A mí me entusiasmó la idea, fui y me inscribí. Liana Pérez Alea, Manuel de Casas Bauder y yo éramos los más jóvenes del grupo que inauguraba la Escuela. Liana era alumna del San José de Tarbes y Manuel, al igual que yo, de La Salle. El más viejo era el padre español, capuchino, Fray Cesáreo de Armellada, sesentón, célebre por su vinculación con algunas comunidades indígenas. Fue el redactor del primer diccionario de lengua pemón que se conoció en Venezuela y llegó a ser miembro de las academias de la Historia y de la Lengua. Fuimos buenos amigos, a pesar de la diferencia de edad. (pp. 24-25).
Yo siempre he dicho que mis tres maestros en el periodismo fueron el padre Ancízar Mendoza, que me inculcó las reglas éticas del oficio, Oscar Yanes, gracias a quien cultivé el olfato para la noticia, y Delgado Dugarte, que me lanzó al reporterismo de calle. (pp.42-43).
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Fui amigo del Padre Alberto Ancizar Mendoza cuando él cursada estudios en la Escuela de Periodismo de la Universidad de Missouri. La mejor escuela de esa especialidad en los EEUU. Le encanta a tocar la guitarra, cantar y contar cuentos. Su gran preocupación de entonces era el giro comunistoude que El Nacional de Caracas estaba tomando. Si viera la actualidad de nuestro país. Un presente que el P. Ancizar me envió fue la Bendición Apostólica de su Santidad Juan XXIII. Fue un hombre excepcional.