Honegger Molina
El choque de la Iglesia y el Estado pasó por su mayor turbulencia entre 1870 y 1888, con la llegada de Guzmán Blanco al poder, llegando a dictar una ley de “Extrañamiento del Territorio Nacional” para quienes violaran el Patronato Eclesiástico, la cual sirvió de arma para expulsar a los Obispos: Juan Hilario Bosset, obispo de Mérida, Silvestre Guevara y Lira, arzobispo de Caracas y Manuel Antonio Baralt, vicario apostólico en Caracas. Guevara y Lira fue quien sufrió el mayor peso de la ira de Guzmán Blanco, al cual, en septiembre de 1870, le decreta su expulsión por negarse a celebrar un “Te Deum” de acción de gracias por sus triunfos militares, llegando a perseguirle con violencia.
En el siglo XIX la intromisión del Gobierno en la Iglesia llegó al extremo de limitar a los Obispos en su gobierno pastoral. Promulgan leyes para someter al Clero, con 1º la injerencia en el nombramiento de párrocos, y 2º Supresión de conventos y expulsión de los sacerdotes extranjeros, así como la expulsión de los Jesuitas hombres y “mujeres” (sin encontrarse en el país y a quienes no admiten mujeres), prueba de su crueldad e ignorancia. La fricción mayor se manifiesta con la expulsión del obispo Guevara y Lira, clausura de los seminarios y conventos; la expropiación de sus bienes, secularización de los registros y cementerios e institución del matrimonio civil. Y con la Constitución de 1881 se abrió la libertad de cultos no católicos.
Afortunadamente entre 1888 y 1908 se observa una época de recuperación mediante el surgimiento de hombres y mujeres de Iglesia quienes fundan las órdenes religiosas femeninas. Y después vendrá otra dura confrontación que termina con la expulsión de monseñor Salvador Montes de Oca, arzobispo de Valencia, por su total oposición a todos los abusos de la dictadura de Juan Vicente Gómez. Incluso en 1930 el Gabinete Ejecutivo llegó a considerar la expulsión conjunta de todo el Episcopado Venezolano.
Esto nos habla del talante indoblegable de los obispos (del pasado y de ahora) al saber asumir la defensa de la libertad y la dignidad de todos los venezolanos en un tiempo donde la profecía y el apego a la verdad puede llegar a tener el consto de sus vidas.
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Es obvio que el conflicto del gobierno con la iglesia católica data de 1870 con la llegada al poder de Guzmán Blanco, las medidas tomadas por el jefe de estado en contra de la iglesia, hizo que el clero las rechazara de plano y comenzaran entonces el enfrentamiento, hasta el punto que la máxima autoridad eglesiastica tuvo que negociar con el presidente para poder poner fin al conflicto.
No es cosa rara, ni nueva lo que el actual gobierno pretende hacer con la iglesia de ahora al perseguir y acosar de una manera cruel a sus representantes.
Felicitaciones por tu artículo. Me gusta mucho.
Buenas tardes, podría plantearse alguna vinculación entre las acciones desarrolladas por Monseñor Salvador Montes de Oca y la teología de la liberación?
Lamentablemente en la actualidad no se trata de injerencia del gobierno en asuntos meramente eclesiásticos, sino por asuntos de orden económico y político. Todo este asunto que desentonan las relaciones entre la Iglesia Católica Romana y el Estado Venezola comenzó cuando el Presidente Hugo Chávez, pidió que la Asociación civil Caritas de Venezuela que dirige la C.E.V. rindierá cuentas al Estado venezolano de los recursos economico asignados a esa institución. La jerarquía católica (que nunca ha rendido cuentas en el pasado de los cuantiosos aportes que el Estado le ha entregado a la Iglesia)se sintio ofendida. Esa reacción trajo una contrareacción del gobierno venezolano y se ha mantenido hasta el presente, con el agravante, que muchos miembros de la jerarquía católica (no la Iglesia católica como institución) se dejaron manipular por los políticos de oposición (muchos de ellos miembros de asociaciones católicas seglares como el opus dei, lumen dei, cursillos de cristiandad y legión de Maria) quienes aprovecharon la coyuntura para arremeter contra el gobierno de Hugo Chávez. Quienes somos católicos formados (no manipulados) sabemos que este conflicto no es doctrinal, dogmático o teológico… se ha querido satanizar a la revolución bolivariana y socialista con el sanbenito «Marxismo-Comunismo-Cubano», nada más lejano de ese asunto. La revolución en Venezuela jamás será marxista-comunista-cubana, sino socialista (humanista-bolivariana)-cristiana-nacionalista… Católico, no te dejes manipular por los jerarcas… sigue a Cristo quien te ha salvado…
hola
eso asi es, los catòlicos de verdad, no caemos en juego, motolito de los jerarcas que solo peleean por sus privilegios.
ES SIMPLE EL VERDADERO SACERDOTE CON VOCACION Y CONVICCION RELIGIOSA NO ESTA DIRIGIENDO ESAS INTITUCIONES O FIRMANDO CHEQUES COMO MONSEÑOR PORRAS EN UNA OFICINA ESTA ES EN LOS CAMPOS EN LOS PUEBLITOS Y ANDAN EN ALPARGATA