Alfredo Infante
“Juana tiene 65 años y desde hace 5 años cumplió con el requisito del número de aportaciones al seguro social. Tanto por edad como por contribución le corresponde recibir su pensión. Cada vez que va al seguro social le piden un nuevo requisito. Los funcionarios le van probando la paciencia para ver si se decide a pagar y poder acceder a lo que por derecho le corresponde: su pensión. Juana está clara y sigue insistiendo. La última vez que conversamos estaba angustiada porque escuchó que está congelado el acceso para nuevos pensionados.”
La seguridad social sigue siendo un punto pendiente del Estado Venezolano. Reconocemos que durante este periodo de revolución bolivariana ha habido una política de inclusión para las personas de la tercera edad. Los indicadores han sido claros:
- Se aumentó la pensión a un salario mínimo,
- a quienes le ha sido aprobada la pensión, la misma le llega de manera puntual cada mes,
- los niveles de coberturas han sido ensanchados a todos aquellos venezolanos y venezolanas de la tercera edad; incluyendo a aquellos que no cotizaron el seguro social durante su vida laboralmente activa.
Esto lo reconocemos y lo aplaudimos.
Sin embargo, en este momento de crisis se están dando indicios que amenazan la continuidad de esta política que beneficia a este sector vulnerable de la sociedad venezolana, como son los ciudadanas y ciudadanas de la tercera edad. Desde hace algunos meses se habla de que está congelada la aprobación de nuevos pensionados. ¿Por qué? ¿Qué está pasando? ¿Por qué ante la crisis lo primero que se afecta son los derechos de los más vulnerables? ¿Será que se está esperando un nuevo año electoral para retomar las políticas sociales que benefician al pueblo pobre?
Las deudas de PDVSA, la improductividad de las empresas básicas, el quiebre de los sectores productivos del país, las estafas y corrupciones de los enchufados, las empresas de maletín, entre otras causas, han hecho del Estado un saco roto y han conducido al país a un endeudamiento sin precedente en la historia.
Ahora el presidente habla de medidas, de sacudón económico. ¿Sacudón? ¿Medidas? Nuevamente quienes pagan los platos rotos son los más vulnerables, en este caso, las personas de la tercera edad que han entregado su vida al país y que por derecho merecen una vejez digna y segura.
Lo cierto es que mientras el Presidente de la República mueve de un ministerio a otro a sus acólitos, y mantiene al país en una parálisis. Juana sigue esperando su pensión.
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Rev. Alfredo: Muy ciertas tus afirmaciones y la dramatica situacion de Juana, que es la Juana de Maracaibo, de Barquisimeto, San Juan de Los Morros o San Felipe…Por cierto, hablando de esta ciudad, el pasado fin de semana la visite y observe a un ancianito pidiendo limosna en un semaforo. Debia estacionarme por alli y lo aborde para darle algo y le comente que lo percibia algo sano y hasta presentable. Me comento que estaba alli porque solia recoger algunas limosnas y asi esperar que le saliera su pension del Seguro. Este es el Juan, tocayo de tantas Juanas venezolanas que viven el drama de ser mayores de edad en esta Sociedad que se ufana de ser un pais joven y chevere y a los ancianos los lanzamos a la calle, a caminar por alli a la espera de un buen samaritano, a la buena de Dios…Por que en otros pueblos de este planeta el anciano es una Institucion, por que no repetir lo que vi hace poco en un apartado pueblecito andino: Todos los sabados en la tardecita es la hora de los ancianos. Alli se reunen Ellos con ninos, a dialogar, a manejar instrumentos de trabajo, a narrar cuentos, a cantar; en fin, a conocer y vivir tantas situaciones hermosas….. En una palabra a aprender con la ANCIANIDAD…..Gracias Rev. Aldredo por permitirme contar estas vivencias.